En 2001, después de algunos años explorando la música con un órgano electrónico y formando una banda de rock con amigos de infancia, decidí dar el salto hacia la grabación digital. A mis 16 años, con un poco de experiencia en composición y ejecución, quise grabar mis primeros temas usando un ordenador. Mi objetivo era claro: no solo utilizar instrumentos convencionales, sino también integrar todas las influencias y efectos que habían marcado mi evolución musical.

Para ello, reuní los recursos disponibles. Contaba con una guitarra eléctrica y un amplificador Peavey conectado a través de una tarjeta de sonido Sound Blaster en el ordenador, que me permitió capturar el sonido del amplificador de manera directa. Utilicé además una batería acústica que un amigo había dejado en mi casa y mi teclado Casio, el mismo con el que había aprendido a tocar. Complementé todo esto con un micrófono de ordenador, y el software Cool Edit, una herramienta avanzada para la época que me permitió manipular el audio digitalmente.

El salón de la casa de mis padres se transformó en un estudio de grabación improvisado. Tras algunas tomas y ajustes, afiné cada detalle, logrando un sonido que realmente me convenciera. El resultado fueron dos temas: "En cada paso" y "Los latidos de mi corazón", mis primeras piezas producidas completamente de manera digital. Este proceso fue mucho más que un experimento musical; marcó mi primer paso hacia la tecnología como medio de creación, un hito clave en mi desarrollo y una base que inspiraría mi camino en las tecnologías de la información.